Los unetenses Freddy Ruíz Vivas, Jonathan Rivera y Javier Useche fueron ordenados como diáconos permanentes de la Diócesis de San Cristóbal

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Bajo la protección de la Virgen de la Consolación y el Santo Cristo de rostro sereno, los unetenses Freddy Ruiz Vivas, Jonathan Rivera y Javier Useche recibieron su ordenación como diáconos en un acto solemne realizado en La Grita.

 

Después de años de rigurosa preparación, los tres profesionales egresados de esta casa de estudios, formaron parte del grupo de treinta hombres que, procedentes de diferentes municipios del estado Táchira, accedieron a este sacramento, durante la misa presidida por el Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Mario Moronta, junto al Obispo Auxiliar, Juan Alberto Ayala y el Obispo Emérito de Mérida, Luis Alfonso Márquez.

 

En el Santuario Diocesano del Santo Cristo de La Grita, se reunió un numeroso público, que participó en el ceremonial, el cual se desarrolló en un ambiente de emotividad, respeto y alegría. Junto a sus familiares, los candidatos a diáconos aguardan su ordenación.

 

Al iniciar la eucaristía, Monseñor Mario Moronta resaltó la trascendencia del momento y su significado: “ Bienvenidos a esta celebración que nos congrega para conmemorar este acontecimiento que por primera vez se realiza en nuestra Diócesis, como también es la primera vez en la verdadera imagen de Nuestra Señora de La Consolación visita a su hijo el del rostro sereno”.

 

“El Señor ha estado grande con nosotros y por eso estamos alegres. Con estas palabras del salmista, expresamos la razón de ser y los efectos de la celebración de este hermoso día. El Señor nos regala el maravilloso don de treinta diáconos. Ellos, luego de su preparación de cinco años, reciben el sacramento del orden en su tercer grado. Es motivo para compartir la alegría de esta iglesia de San Cristóbal, luego de más de cien años, de caminar juntos en espíritu y verdad, porque tendremos treinta diáconos permanentes al servicio de Dios”.

 

“El diácono está configurado a Cristo, que se hizo pequeño para servir y no ser servido. Ese servicio se concretiza en la diaconía de la palabra y la mesa. Predicar el evangelio del reino y hacer el bien a todos. Su tres grandes áreas: la palabra, la liturgia y la caridad”.

Freddy Ruíz Vivas

 

Freddy José Ruiz Vivas es ingeniero mecánico egresado de la UNET y docente de esta casa de estudios.

 

Para llegar a la ordenación diaconal, durante varios años ha estado al servicio de la iglesia, lo que ha complementado con un sólido proceso de formación promovido por el Obispo de la Diócesis de San Cristóbal, Mario Moronta, quien le formuló la invitación a participar.

 

Considera que esta ordenación es un hecho inédito para la Diócesis, pues es la primera vez que hombres casados pueden acceder a este sacramento en grado de diaconado.

 

“El orden sacerdotal se divide en tres grados: el primero, que le corresponde al Obispo, el segundo al presbiterado y el tercero a los diáconos, que, como hombres casados podemos acceder. Después de 101 años de fundación de nuestra Diócesis, podemos tener esta bendición para la iglesia local de San Cristóbal”.

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El profesor Freddy Ruiz Vivas ha ejercido su profesión fuera de la universidad, y desde hace ocho años forma parte del grupo de docentes que imparten clases en la carrera de ingeniería mecánica. Siempre, vinculado al servicio de la iglesia.

 

“La ordenación es un compromiso más grande, pues lo hacemos para servir al pueblo de Dios. Representa una configuración a Jesucristo servidor, y por ello debemos servir con más entusiasmo alegría y amor en la liturgia, en la palabra y la caridad. Esa es nuestra misión”.

 

Siente que con su ordenación, alcanza una meta de bendiciones, pues desde allí puede difundir la palabra del Creador y hacer el bien a sus semejantes: “Estoy muy contento porque es una bendición para mí, para mi familia, mi parroquia que es la Santísima Trinidad de Pirineos 2, y para la Diócesis”.

Jonathan Rivera

Jonathan Rivera recibió su título de ingeniero de Producción Animal en el año 2006. Fue integrante del Grupo de Teatro UNET, mientras estudiaba. Actualmente cuenta con más de veinte años de trabajo en el sector agropecuario.

 

Su amplia experiencia laboral está ligada al campo venezolano. Se ha desempeñado en diversas áreas en los estados Táchira y Portuguesa. En estos momentos, está al frente de una empresa de asesoría agropecuaria, de producción e industrialización de alimentos; trabaja en el área técnica del Instituto Nacional de Tierras y es pequeño productor.

 

En cuanto a su vinculación con la iglesia católica, refiere que proviene de una familia con condiciones particulares, ya que poseen distintas bases religiosas: judíos, mormones, evangélicos, testigos de Jehová y católicos.

 

“Debo reconocer que siempre he tenido a Dios en mi corazón; de muchacho me gustaba la misa inclusive desde mu pequeño, me cuenta mi mamá que a veces jugaba a decir misa en la casa, con altares improvisados, pero realmente para el momento nunca sentía vocación”.

 

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Recuerda que como estudiante universitario tuvo una crisis de fe, y se acercó a conversar con el Padre José Laureano Ballesteros, párroco para ese momento del Divino Maestro.

 

“Tuve una conversación muy particular con el Padre Ballesteros, que me encaminó hacia la fe católica. Después mi mejor amiga, quien hoy en día es mi esposa, me llevó a conocer a las Carmelitas Descalzas en Potrero de Las Casas. Al compartir con estas religiosas comenzó mi conversión. Paralelamente, comencé mi servicio en la iglesia Santo Domingo de Guzmán; donde canté durante tres años”.

 

Considera que su servicio se extiende a su hogar, con los valores que inculca a sus hijos. Es servidor en la parroquia Divino Redentor y en la Hermandad de Emaus, donde por varios años fue coordinador de formación. Se ha desempeñado como ministro extraordinario de la comunión, ministro del lectorado; acólito, encargado de Caritas y encargado de las comunidades eclesiales de base.

 

Sus responsabilidades en la iglesia incluyen su trabajo como encargado de las comunidades de base de la parroquia, veinticuatro en total. Encargado de la celebración de la palabra en las aldeas de Pedraza, Loma de Pánaga y El Ron, ubicadas en la vía que conduce hacia el Chorro del Indio. Es profesor de la asignatura Educación para la Fe y Doctrina Social de la Iglesia en el Colegio Parroquial Monseñor Rafael Arias Blanco, asignatura que también impartió en los colegios José Félix Rivas Nuestra Señora del Carmen en San Cristóbal.

 

Javier Useche

Javier Useche es nativo de San Cristóbal; se graduó de ingeniero industrial en la UNET y después cursó en esta casa de estudios superiores la maestría en Gerencia de Empresas, mención Mercadeo.

 

Ha incursionado en la docencia en pregrado y postgrado; es profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales en la Universidad Católica del Táchira. Su actividad profesional incluye cargos en el sector público y privado, en el ámbito de coordinación, dirección, diseño y desarrollo de planes y proyectos.

 

En lo que respecta a su trayectoria en el contexto religioso, ya suma más de tres décadas al servicio de la iglesia y sus semejantes. Entre las tareas realizadas figura la coordinación general del Secretariado Ejecutivo del Consejo Diocesano de Laicos de la Diócesis de San Cristóbal, coordinación del equipo de formación laical; formación y promoción de comunidades eclesiales de base y en las áreas de pastoral.

 

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Durante su intervención en el acto de ordenación diaconal, manifestó que esta acción les permitió discernir y dar respuesta al llamado que Dios les ha hecho para el servicio al pueblo de Dios en la palabra, en la liturgia y la caridad.

 

“Hemos dado un sí a Dios y a la iglesia, sin dejar nuestra vida matrimonial y de familia, nuestra labor diaria y los compromisos ciudadanos, que nos abre este camino sinodal en nuevas etapas y rumbos”.

 

“Es para el pueblo del Táchira, para nuestra iglesia centenaria, un acontecimiento inédito que nos llena de júbilo, la ordenación de 28 hombres casados y dos solteros para el servicio del pueblo de Dios. Como dijo nuestro Obispo Mario Moronta, la atención para los más pequeños y pobres de la sociedad, centro vital que hace presente a Cristo sufriente”.

 

“Encomendamos nuestro ministerio diaconal a la protección del Santo Cristo de La Grita y a María del Táchira, nuestra Señora de La Consolación. Dios les pague”. /Norma Pérez M./ Fotos cortesía Jonathan Rivera.