Educación para los emprendedores
Las condiciones
y exigencias del mercado actual demandan emprendedores mejor preparados.
Si bien es cierto que un grado académico no es garantía
para desarrollar exitosamente un negocio, es una realidad que tienen
mayores ventajas quienes hoy conocen
la información que necesitan y saben cómo aplicarla. De
este hecho se explica la nueva ola de entrepreneurs que egresan de las
universidades o que se preparan mediante programas de educación
continua.
A ellos, el soporte
académico les permite incorporar diversos elementos para ajustarse
al entorno actual que es mucho más competitivo.
Poner una empresa
hoy es más difícil que hace 20 años, ya que hubo
una transformación de economía cerrada a una abierta,
con un mayor número de competidores. Abrir un negocio se convierte
en una tarea a la que hay que incorporar una serie de variables para
lograr el éxito y el desarrollo.
Estos elementos
han propiciado que instituciones universitarias hayan incorporado en
sus planes de estudio, de manera optativa y en ciertos casos obligatoria,
programas de desarrollo empresarial que en algunas ocasiones han lanzado
empresas que compiten en el plano internacional, e incluso han formado
alianzas con organizaciones que sí tienen mucho
que pedir a las compañías que alguna vez, por ser sólo
un ejercicio universitario su valor en pesos y centavos era mínimo,
(Revise "Burundis", Entrepreneur, septiembre 1997).
La Universidad Nacional
Autónoma de México (UNAM); el Instituto Tecnológico
y de Estudios Superiores Monterrey (ITESM); y el Instituto Tecnológico
Autónomo de México (ITAM), cuentan con programas de desarrollo
y fomento empresarial.
"Son para que
los alumnos puedan convertirse en creadores de empresas con bases firmes",
dice Héctor J. González Ramírez, coordinador del
Programa Emprendedores de la Facultad de Contaduría y Administración
de la UNAM.
"El objetivo
es sembrar la semilla, dar a conocer que existe una alternativa que
es emprender", señala el presidente de la Asociación
de Empresarios del ITAM, Carlos Tovar.
Emprendedores
Institucionales
En la UNAM el programa
fue instalado informalmente desde 1969, como opción de titulación.
Los alumnos desarrollaban un proyecto que se llamaba gestión
de empresas; posteriormente el programa abarcó materias de la
licenciatura de administración de empresas, "para ir asesorando
a los estudiantes e ir formando aptitudes de emprendedor", menciona
González.
Como Programa Emprendedores
la universidad lo retomó en 1985. Para 1993 incorporó
más materias y cinco años después reformó
el plan de estudios para incluir ocho asignaturas, algunas obligatorias
y otras optativas, pero todas con la finalidad de fomentar el desarrollo
de empresarios.
La Asociación
de Empresarios del ITAM nació hace 12 años derivada del
Programa de Desarrollo Empresarial del Instituto, que se formó
un año antes y tuvo por objetivo empapar a los alumnos, a nivel
licenciatura, del tema de emprendedores.
"Se trata de
transmitir que existe una opción para desarrollarse después
de concluir la carrera y la alternativa es montar tu propia empresa,
que no se requiere tener todos los años de experiencia o el capital
acumulado para poder iniciar un negocio", explica, a su vez, Carlos
Tovar.
En su inicio el programa era una materia optativa que constaba de dos
semestres. El grupo, de alrededor de 20 alumnos, tenía que constituir
una organización. Partían desde la generación de
lluvia de ideas para evaluar cuál de ellas podían llevar
a la práctica, detalla Tovar.
Los alumnos que
conformaban la empresa tenían que repartirse los cargos, dirección,
gerencias en todas sus áreas, también realizaban una colocación
de acciones que permitían el financiamiento del proyecto.
A lo largo de un
año se tenía que generar el mayor número de ventas,
hacerla lo más rentable posible pues la finalidad era que al
terminar el año se presentara un informe de resultados de las
empresas y en ese momento se liquidaban, repartiendo los dividendos,
o explicando las pérdidas en algunos casos. Compartiendo experiencias
del fracaso o el éxito, algunos alumnos decidían continuar
con la compañía.
En el ITESM el Programa
Emprendedores surgió en 1985 como algo extra académico,
"como un apoyo para aquellos alumnos que tuvieran inquietudes de
formar una empresa", refiere Eugenia Aldana Fariñas, directora
de Emprendedores y Liderazgo de esta universidad campus ciudad de México.
Agrega que al ver
la importancia de este programa se optó por hacer una materia
que podía ser cursada desde el quinto al séptimo semestre;
a esta asignatura podían llegar estudiantes de todas las carreras.
"Se buscó formar grupos heterogéneos, hacer una formación
interdisciplinaria",dice Aldana.
De este programa
salen alrededor de 150 proyectos semestrales y al final del curso se
exponen los proyectos en una muestra a la que asisten cerca de 500 jueces
que son empresarios, inversionistas y académicos, entre otras
ocupaciones.
Los mejores proyectos
de cada campus participan en un foro a nivel nacional. Algunos se llevan
a la práctica, otros se quedan en el papel, pero todos, dice
Aldana, dejan una experiencia que puede servir en el futuro.
En la UNAM, la respuesta
de los estudiantes a estas actividades ha sido variada. Al inicio se
sumaban al seminario de titulación un promedio de 30 alumnos
cada año, y de ellos pocos creaban las empresas y muchos, aún
sin haber cursado la asignatura, formaban compañías.
"Al hacerse
más formal el plan se ha ido extendiendo la serie de conocimientos;
actualmente cerca de mil 500 universitarios están interesados
y participan en el Programa Emprendedores", señala González
Ramírez.
"Para nosotros
ha significado un reto que el programa haya avanzado, demuestra interés
por formar empresas y saber qué elementos se necesitan para ello.
Lo cambiante del entorno nos obliga a adaptar nuestros planes de estudio
de una manera más inmediata, y tenemos que cubrirlos con la información
más valiosa y actual para que los alumnos puedan adoptar las
medidas necesarias en la realización de sus proyectos",
dice Héctor González, de la UNAM.
Por ello van agregando
aspectos o elementos al programa que atacan áreas específicas
como la exportación. "A través del Programa Emprendedores
Exporta, los alumnos obtienen herramientas para insertarse en el comercio
internacional, se buscan vínculos para hacerlo factible tanto
con instituciones públicas como privadas", menciona González.
Los entrevistados
coinciden en que el conocimiento y la información son una herramienta
muy importante para desarrollar planes estratégicos y por ello
se necesita de un programa que les proporcione toda la información
formal para construir una realidad.
PARA TODOS
Y dado que la
realidad va cambiando, los programas también. En el ITAM, en 1998, detuvieron
la marcha de la asociación para hacer una investigación
de mercado y determinar si debería existir una organización
de fomento y desarrollo de emprendedores y cómo debería
ser, qué características debería tener para realmente
lograr el impacto que se estaba buscando.
Los resultados indicaron
que la gente busca una organización de esta naturaleza y que
el tema central, aparte del conocimiento y la información, es
consolidar una red de aprendizaje y relaciones que ataque los principales
problemas del empresario emprendedor, que aún sin, haber cursado
un carrera universitaria, recurre a las aulas para ampliar su
formación.
Para ello estas
instituciones tienen programas que incorporan a gente que no está
inscrita en la universidad y que al integrarse forman parte de la comunidad
y obtiene los beneficios de ésta. En el ITAM, de las 867 personas
que han formado parte del programa desde su inicio,
el 50 por ciento es de casa, la otra mitad llegó para iniciar
o completar su formación.
El porcentaje de
resultados satisfactorios vana de una institución a otra, pero
el nivel de fomento a la actividad emprendedora es alto en todas, tanto
que las universidades se están vinculando con otras instituciones
educativas para desarrollar programas similares cuyos resultados superen
los actuales. Por ejemplo, en la UNAM generan alrededor de 150 empresas
cada año, de ellas 50 sobreviven al primer año, al segundo
quedan 20 y de estas, en buena operación se encuentran cinco.
Actualmente 14 universidades
tienen programas de desarrollo como los del ITESM en sus 26 campus y
el ITAM; universidades como la Simón Bolívar cuentan con
un programa intermedio, y la UNAM tiene un proyecto de impacto masivo.
Todas las instituciones
tienen el objetivo de sensibilizar a los alumnos para la actividad emprendedora
y crear conciencia de la importancia que tiene la educación formal
en la tarea de desarrollar empresas.
Como puede ver,
los emprendedores también pueden germinar desde las aulas.